martes, 16 de abril de 2013

El tiempo y el espacio. Tesoros de nuestras escuelas



Horarios repletos de actividades, paredes llenas de dibujos y carteles, aulas cargadas de juguetes... ¿Cómo saber si nuestra planificación es la mas ajustada a las necesidades de los niños?. No es tarea fácil, pero debemos detenernos un momento y observar si realmente lo que se hace funciona. ¿Funciona un horario con cinco actividades sobre lectoescritura y matemáticas? ¿Funcionan las actividades de una hora?. ¿Funcionan paredes preciosamente decoradas con carteles de dibujos animados conocidos. ¿Funcionan las clases llenas de juguetes altamente estructurados?


Hablemos de tiempo.

Debemos ir al inicio, debemos fijarnos cuáles son concretamente las necesidades básicas de los pequeños. Necesidades de higiene, descanso, alimentación, de exploración, de autonomía. No debemos obviarlas por lo que parezcan a simple vista, ya que con ayuda de todas estas rutinas, estaremos empujando al niño a que comience su camino de personita autónoma y poco a poco consciente de sus actos. Proporcionaremos confianza y estima en si misma y en los demás, aprendiendo de sus errores y sus conquistas.

No debemos permitir la obsesión y la presión que muchas veces ejerce la sociedad de "crear" pequeños robots que lean y calculen como perfectas máquinas. Ya tendrán tiempo de aprender a contar, leer y escribir. Más importante es para un niño tener su tiempo de investigar, explorar, conocerse a si mismo y a los demás, poder gestionar sus emociones que recitar el abecedario.

Tenemos horarios cerrados y creados a principio de curso que no tienen en cuenta los cambios que pueden ocurrir de clase, necesidades que van surgiendo en el quehacer cotidiano, dudas, conflictos o intereses de los pequeños. Intereses que no son escuchados cuando se dicen o que no son observados a aquellos que aun no tienen voz o mejor dicho, que no sabemos interpretar.

Es el momento de pensar, observar y escuchar a aquellos que realmente saben que es lo que necesitan.. los niños.


Hablemos de espacio

El espacio en clase se configura por las paredes, las mesas, los muebles, los juguetes... No necesitamos solo un espacio que a simple vista se vea bien estéticamente sino un espacio que hable de nosotros, de la identidad del grupo, que invite a la calidez, a compartir, crear a ser y sentir.

Las paredes son las huellas que dejamos de nuestra experiencia, de nuestro aprendizaje. Paredes que hablen de la clase, de quienes la forman, de los proyectos que se realizan para poder recordarlos, mostrarlos a las familias y para sentirnos orgullosos de nuestros logros.

Necesitamos juguetes que inviten a la imaginación, que permitan descubrir el mundo y sus características a través de las diferentes texturas, olores, sabores. Y todo esto, puede y está al alcance de nosotros. Material de reciclaje que las familias, los educadores y todo el equipo del centro (personal de la limpieza, de cocina, auxiliares...) puede proporcionar. Porque los niños pueden encontrar mil y una finalidades en una caja de cartón que en un juguete totalmente estructurado con lucecitas y sonidos que puede llamar la atención durante cinco minutos, pero que no permite otras utilidades que la que previamente está pensada.


Entonces... ¿Qué hacemos?
Observar, escuchar, investigar, reflexionar, estar abiertos y disponibles al cambio y sobre todo, estar disponibles a aprender.



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1.2. Reflexiono y pondero sobre elementos que llevan a una buena actuación profesional: He argumentado sobre aspectos que pueden mejorar las prácticas y las planificaciones realizadas en las aulas.

1.4. Llego a conclusiones elaboradas a partir del contraste de la información recogida tanto de la practica como de la teoría: A lo largo de la entrada he expuesto hechos reales que aún se siguen realizando hoy en día y como con argumentos teóricos y también prácticos se pueden mejorar.



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